La callada gravosa que hirvió tecnicismos del amor. El febril encanto
políglota de las bellezas ahumadas, de ojos jugosos y de generosos besos
repartidos. El carácter turístico de su querer, con parada en mi pecho,
y su moraleja no karmática de buscar los atascos. La hegemónica
aversión a las noches malón encastrados de nosotros, refinados de los
demás. El arquetipo de sus filos, curvas austeras con los lugares
tormenta, presidiarias en vilo del aplauso culminante. El atronador
enigma del paso al horizonte y la referencia medida de la forma y la
especie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario