viernes, 20 de marzo de 2009

Los ínfimos cielos se escurrían ocultos. Las nubes fundían su piel con los muros. Los pensamientos eran lágrimas y los besos, impíos demonios castigadores.
Nadie cruzaba la calle y solo el frío desgastaba el asfalto. La luna había hallado el escondite y el viento dormía enmutecido.
Los susurros, secretos añejos, despedazaban lo obseno del amor y el gotear de la lluvia volvía argéntea la sangre cruelmente derramada.
Nada parecía que quisiera parar en algún momento.
La facultad ya se había vaciado. En las aulas, una paz inquieta habitaba los suelos. Cada asiento, cada mesa, escritos anecdóticos que denotaban juveniles desventuras.
Invisibles alumnos vislumbraban inexistentes clases, mientras el caos no manifestaba ni recuerdos gélidos aquella noche.

Sin embargo, ella, sentada, lejana, envuelta en vacío, imperfecta criatura dueña de un sinfín de miradas, tan solo habitaba la inventiva de sus versos. No podía correr, ella lo sabía y como maldita lloraba en el seno de su vientre.

Nada la esperaba. Sombras.
Todo camino puede andar
Todo puede andar...
Con esta sangre alrededor
no sé que puedo yo mirar
la sangre ríe idiota
como esta canción
¿ante qué?

Ensucien sus manos como siempre
Relojes se pudren en sus mentes ya

y en el mar naufragó
una balsa que nunca zarpó
mar aquí, mar allá

En un momento vas a ver
que ya es la hora de volver
pero trayendo a casa todo aquél
fulgor
¿y para quién?

Las almas repudian todo encierro
las cruces dejaron de llover

sube al taxi, nena
los hombres te miran
te quieren tomar
ojo el ramo, nena
las flores se caen, tienes que parar
Ví las sonrisas muriendo en el
carrousell
Vi tantos monos, nidos, platos de
café
platos de café, ah

Guarda el hilo, nena
guarden bien tus manos
esta libertad
ya no poses, nena
todo eso es en vano
como no dormir

Aunque me fuercen yo nunca voy a decir
que todo tiempo por pasado fue mejor
mañana es mejor
Aquellas sombras del camino azul
¿dónde están?
yo las comparo con cipreses que ví
sólo en sueños
y las muñecas tan sangrantes
están de llorar
y te amo tanto que no puedo
despertarme sin amar
y te amo tanto que no puedo
despertarme sin amar

¡No! nunca la abandones
¡No! puentes amarillos
Mira el pájaro, se muere en su jaula
¡No! nunca la abandones
Puentes amarillos, se muere en su jaula
Mira el pájaro, puentes amarillos
Hoy te amo ya
y ya es mañana
Mañana
Mañana
Mañana

miércoles, 4 de marzo de 2009

Conmovido e intrépido de mente, agazapado por la tormenta de lágrimas, expuesto en alma y figura, inhabitable individuo de fugaces calmas, observaba los laberintos y los comprende, los manipulaba, les preguntaba sus verdades, las aborrecía, me adoraban. El fluir del cántico entendía lo más efímero de la vida, y eso solo hacía acobachar mi corazón. Cruda la vida se escurría a raudales por mi sien, y el agua mojaba mi vientre abierto a la esperanza de la muchacha.
No lo esperaba. Lo descreía, desbordaba de mis capacidades. Eran nubes grisáceas sobre las púrpuras pupilas apagadas. La astrología de tu cuerpo mantenía cuerdos los músculos de mi imaginación. Eran los acordes de tus besos los que me pudrían, me enajenaban sin más, aunque no los quería evitar, eran necesarios para complementar mi sueño.
Huía desbandado por los caminos en transición, por los aún no construidos pliegues de tu piel.