PROLOGO
El cielo caía como gotas de fuego sobre el paisaje. El viento revoloteaba formando nubes cada vez mas difusas. Unos ojos emergían sobre la niebla profunda de incorpóreo y denso aire. El sonido infrenable lo alteraba en cierto modo, pero no podía descubrir de donde venía esa melodía. Era más fuerte que un tenue, y más débil que un estruendo.
Un alud de imágenes desprendía todo, desdoblaba su esperanza.
Entre toda esa bruma de fluido oscuro, una silueta. Borrosa. Imperfecta.
Las olas chocaban contra las rocas del empinado quiebre del terreno. Empecinado, el aire agitaba los miles de artilugios, los ardides de la naturaleza para alcanzar ese equilibrio de balance incrédulo. Ya era pasado el mediodía, un sol parcialmente cubierto por las infinitamente altas rocas iluminaba trozos de césped. El rostro le ardía.
-No hace tanto duermo paciente sobre este terreno- Pensó, mientras seguía dormitando, aunque con la cara ya oculta por su brazo desnudo.
No recordaba bien el verdadero significado de ese sueño, de esa ilusión, porque difería de aquellos relatos oníricos en su esencia efímera. Era más que nada un recuerdo tan prosaico como un relato anejo de ancianos enfermizos.
Lo dividió por partes, tratando de rememorar esos diversos momentos. Intentó visualizar aquella silueta, aquellos ojos. El recuerdo le quemaba. No lo veía.
Se levantó. No hacía mucho que se había convertido en Narémide. El poder había llegado hacia él, lo había tomado. Aún sentía su vida pasada, su tiempo muerto.
2 comentarios:
¿Cuándo sigue?
Tengo ganas de mas......
ya solvente los errores que me comentaste.
Sigo ansioso por leer como sigue tu novela
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