jueves, 10 de diciembre de 2009

Diamantes trocados en carbón,
Que refulgen con una luz tan propia como enérgica.
En el camino hay mil baches.
Un millón de sueños.
Y las aves no murieron,
No dejaron de volar.
Arman las cortezas para aquellos,
que observan en el aire como un gorrión
era un águila.
Pequeñas hogueras de fuegos naranjas,
azules, verdes,
amarillos.
Todo es tan inmenso,
un colo por demás inesperado.
Desde el vientre del niño roto,
hasta la cruz del cuello de la madre.
Y las mil llamas no sacan el frío,
pero sí iluminan,
y muestran respeto,
por aquel diamante de fuego
que se apago, y sigue iluminando.

Todos fuimos
Todos somos
Todos podemos ser.


Valoremos la vida.




Para las luces de la tragedia de Santa Fe.