martes, 10 de noviembre de 2009

La verdad es indivisible.

No hay pedazos que por elocuentes se crean propios (y lo sean).

Por cada ojo hay una grieta.

La erosión troca piedra por arena.

Lo áspero es tan crudo en las lenguas,

Y lo áspero pervierte el útero humano.

Los parches enderezan el tiempo

Nuestra es la labor de coserlos con hilos de sinceridad.

¿Cuánto tiempo queda después de odiar?

No hay que arrepentirse de la idea,

Hay que reescribirla.

Los polos rigen la vida, el arte nos cuenta sus historias.

Nuestro respeto y amor son el relicario,

Frágil tesoro es el aliento.

La exaltación de la vida es el máximo valor.

Tenaces son los segundos,

Que nos saludan y se imprimen con fuego.

Demasiado usamos los párpados,

No hay pena, no hay lástima,

Los focos son fugaces

Para la indiferencia de la alegría.

Vivamos entrelazados del tiempo,

Durmiendo un poco, despertándonos mucho más.

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