miércoles, 31 de diciembre de 2008

Nunca fui el adepto indicado para tales músicas. Probablemente me desbordé en el desentender que rodea cada palabra en un canto. Sueños, los tuve, es verdad, pero nunca fueron una mutación en la realidad circundante. Siempre creí en la magia de esos tontos hechiceros artistas que se elevan por encima de los hombres con sus canciones difusas. Aunque alguno fue mi maestro de palabras, no puedo negar ahora que desconozco esencialmente el verdadero poder del canto.

Eran nombres, lluvias de palabras, increíbles persecuciones oníricas, verdades.

Orgías de incógnitas viajan por mi cerebral techo marchito. Es tal vez la ignorancia de los años presentes la que me ata al sendero de la monotemática vital. Una estupidez inhumana que alienta el destruir lo creado. Solo un ser de calmadas palabras agobia aquella furia pasajera irreversible. Demasiado tarde. Demasiado bien.

2 comentarios:

Morella dijo...

Sos genial. Necesito (te)

Nati Jota dijo...

Yo te vi. Pero como Srita. Colgada, ni relacioné. ¿A quién se le ocurriría relacionar? Hay cosas taaan casuales, que te digo: me dan miedo a mi también.

Un besooo grande, cuidate!